El 9 julio de 2016, Bitcoin celebraba su segundo halving, un evento usualmente esperado con gran anticipación por la comunidad bitcoiner. Este proceso, que ocurre aproximadamente cada cuatro años, reduce a la mitad la recompensa otorgada a los mineros por validar transacciones en la red. En ese momento, la recompensa de bloque se redujo de 25 a 12,5 bitcoins.
Los halvings de Bitcoin se producen cada 210.000 bloques y cada cuatro años aproximadamente, con el fin último de reducir el ritmo de emisión. Hasta el momento, ya hubo tres halvings en 2012, 2016 y 2020.
En la práctica, el impacto en el mercado tras el segundo halving fue notable. Aunque algunos esperaban una reacción instantánea, el efecto no se materializó de inmediato.
Para hablar con los números en la mano, hasta junio de ese año bitcoin cotizaba por debajo de los USD 600 por unidad. El 15 de ese mes, llegó hasta los USD 765, para luego volver a caer a los USD 650 al momento del halving.
Tras caer a los USD 517 el 1 de agosto, bitcoin rebotó y comenzó una subida meteórica que tuvo su techo el 3 de enero de 2017, cuando llegó a los USD 1.130. Un año después del halving, bitcoin ya valía USD 2.550, y llegaría hasta los USD 20.000 en diciembre de ese año. Esto quiere decir que tras el halving, el precio de bitcoin subió un 2.916% y llegó a un nuevo ATH (máximo histórico) en un lapso de 17 meses.
En cada ciclo, bitcoin ha alcanzado nuevos máximos históricos de precio. Tras el primer halving, la criptomoneda alcanzó por primera vez los 1.000 dólares; luego, el segundo halving fue seguido por una cotización máxima de 20.000 dólares; y ahora ya cumplido el tercer halving de la historia, bitcoin tuvo un tope de 69.000 dólares.